Nada de esto es exactamente lo que quiero decir...

Un largo cortejo de dudas desfilaba por mi mente ¿donde?, ¿como?,¿quienes?,¿cuando?.

En tales ocasiones no podía evitar la idea de que él representaba la más sutil y atroz de las comedias y de que yo era, entre sus manos, como una ingenua nena a la que se engaña con cuentos fáciles para que coma o duerma. Pero nada de esto es exactamente lo que quiero decir...

¿Qué quería decir?¿un amor que incluyera la pasión física?

Quizá la buscaba en su desesperación de comunicarse más firmemente conmigo.

Yo tenía la certeza de que , en ciertas ocaciones, lográbamos comunicarnos, pero en forma tan sutil, tan pasajera, tan tenue, que luego quedaba desesperadamente más sola que antes, con esa imprecisa insatisfacción que experimentamos al querer reconstruir ciertos amores de un sueño. Sé que depronto lográbamos algunos momentos de comunión. Y al estar juntos atenuaba la melancolíaque siempre acompaña a esas sensaciones, seguramente causada por la esencial incomunicabilidad de esas bellezas. Bastaba que nos miráramos para saber que estábamos pensando o, mejor decho, sintiendo lo mismo.

Claro que pagábamos cruelmente esos instantes, porque todo lo que sucedìa después parecía grosero o torpe. Cualquier cosa que hiciéramos (hablar, tomar café) era dolorosa, puès señalaba hasta que punto eran fugaces esos instantes de comunidad.

Lo que más me indignaba, ante el hipotético engaño, era el haberme entregado completamente indefensa, como una criatura.

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